martes, 23 de septiembre de 2014

DAVID SELSER, de la C.G.E.: “El poder concentrado trata de minimizar y sancionar a un Estado que se ha puesto los pantalones largos”



En la etapa que atraviesa nuestro país, el debate sobre la participación del Estado como regulador de la economía, los derechos de los consumidores y la alta concentración en rubros clave de la producción, está más vigente que nunca. El Pulki dialogó con el ingeniero David Selser, Tesorero de la Confederación General Económica de la RepúblicaArgentina (C.G.E.)*, una entidad que nuclea y participa activamente en defensa del sector Pyme.

Un poco de historia

La Confederación General Económica se formó un 26 de Mayo 1950, “Año del Libertador General San Martín”. El país vivía su más grande transformación económica, social, política y cultural del siglo XX, la realizada durante los dos primeros gobiernos del General Perón. A lo largo de sus 64 años, la C.G.E. ha sido y es la organización que nuclea a los pequeños y medianos empresarios, industriales, productores y comerciantes.  Aquellos cuyo destino está unido indisolublemente al mercado interno, a la capacidad de consumos de los sectores populares y de clase media de nuestra sociedad. La figura emblemática de la CGE es el mítico empresario nacional José Ber Gelbard, último ministro de Economía de Perón (1973/1974). A diferencia de los otros nucleamientos empresariales ligados al comercio exterior, la banca transnacionalizada y los intereses extranjeros, la CGE reivindica históricamente la participación del Estado como agente regulador de la economía, como la herramienta para poner coto a los abusos de los poderosos.  

La voz de la CGE no podía estar ausente en el debate económico de estos días, en que avanzan las leyes de defensa de los derechos de los consumidores y se ha modificado la ley “de abastecimiento”. En diálogo con El Pulki, el ingeniero Selser, dejó claramente expresado el pensamiento de los empresarios nacionales. 

Con el reproductor se puede escuchar la nota completa. Por tratarse de una entrevista radial, como siempre, recomendamos la escucha; pero para los que prefieran la lectura,  ofrecemos la transcripción de la nota.

 


Pulki: ¿Cuál es posición de la C.G.E. sobre estas leyes que se han aprobado durante la semana?


SELSER: Primero hay que decir que se trata de un conjunto armónico de normas no es solamente la Ley de Abastecimiento, como quieren hacer aparecer los grupos concentrados a través de sus medios (de comunicación) amigos. Ni bien el Poder Ejecutivo envió al Congreso de la Nación este conjunto de normas, nosotros manifestamos nuestro interés y luego categóricamente nuestro apoyo, a partir de diversas reuniones que hemos tenido en la Secretaría de Comercio y en el Ministerio de Economía. En esas reuniones nos fue acabadamente explicado y explicitado el alcance de cada una de estas normas. A partir de allí, junto con otras organizaciones que representan al empresariado nacional, y no a un grupo de empresas, de oligopolios, de monopolios, sino al empresariado nacional -que está constituido por más de seiscientas mil Pymes y un total de un millón de empresas Pymes, si contamos los pequeños comercios y unidades productivas, que son las partes débiles de la cadena de valor-, hemos expresado categóricamente nuestro apoyo, así lo hicimos en las sesiones de las Comisiones respectivas tanto en Senadores como en Diputados, donde tuvimos la oportunidad de expresar nuestra opinión. Así lo hacemos permanentemente en los foros y paneles en donde actuamos, estamos satisfechos plenamente con las normas que se han promulgado esta semana.

P: Hay una gran concentración en algunos rubros clave de la economía argentina ¿Cómo afecta el alto nivel de concentración a estas seiscientos mil o un millón de empresas Pymes?

Ingeniero David Selser
SELSER: Si hacemos un breve repaso en lo que es la producción y la fabricación de insumos básicos para las cadenas industriales argentinas, advertimos que, por ejemplo, hay una sola empresa que controla la producción de chapas metálicas en todo el país. Este es un producto que se consume abiertamente en todo el territorio nacional tanto desde la producción automotriz o de maquinaria agrícola como la producción de desodorantes o de productos enlatados. Hay una sola empresa de capitales norteamericanos que controla la producción de polietileno, que es el insumo clave para la producción de los envases que todos los días consumen todos los argentinos. Hay una sola empresa que controla la producción de PET (Polietileno Tereftalato) que es el insumo esencial para la fabricación de las botellas de gaseosa. Hay una sola empresa que controla toda la producción de aluminio, no hace falta explayarse sobre esto, la cantidad enorme de rubros que utilizan este aluminio como elemento básico en su producción. Hay solamente cuatro empresas, tres de ellas multinacionales, que controlan la producción de cemento. Hay una sola empresa respecto de bienes de consumo masivo, no de bienes de uso, que controlan el 80 % de la producción de panificados. Hay dos empresas que controlan el 82% de la producción de leche. Hay solo dos empresas que controlan el 60% del mercado de galletitas. Hay solamente cuatro empresas que controlan el mercado azucarero. Hay dos empresas que controlan el 82% del mercado de gaseosas. Hay cuatro empresas multinacionales que controlan el 83% del mercado de los productos de limpieza. Y así sucesivamente... 

Hay sectores que con toda ligereza y con una total falta de responsabilidad social salen a decir que van a judicializar, que van a interponer recursos de amparo para suspender la vigencia o para declarar la inconstitucionalidad de estas leyes. Es decir, anuncian que van a volver a poner en práctica esta clase de procedimientos que van en contra de la conducta republicana de los argentinos. En contra del conjunto de los representantes del Pueblo, que son los diputados y senadores de la Nación, con la activa participación de todas las organizaciones que se manifestaron a favor y en contra. De hecho, respecto de los proyectos originales que surgieron del Poder Ejecutivo, en el Senado se produjeron modificaciones,  porque de esto se trata: de debatir y de ir mejorando la calidad de las leyes. Se generó un conjunto armónico de normas que recaen en la ampliación del ejercicio de los derechos de los cuarenta millones de consumidores y del millón de empresas y unidades productivas de la Argentina. Para los consumidores los beneficios que va a traer la implementación de estas normas son ya casi obvios. Y con respecto a las empresas, las de capital nacional, muchas de ellas son familiares, las que tienen base territorial, lasque dan empleo y que generan una economía virtuosa en sus localidades de origen, estas empresas están sometidas al capricho arbitrario de los grupos concentrados, que son los que tienen el poder de definir plazos de entrega, calidades, tiempos, precios. Los mismos que están reclamando la -presunta y la equivocada- declaración de inconstitucionalidad de estas normas, son los mismos que apuntan a devaluar, los que quieren un dólar alto, los  que dicen que hay que hacer ajustes, que hay terminar con los subsidios y con todo lo que tiene que ver con un ejercicio distributivo, en definitiva, quieren terminar con todo lo que ha permitido que este país en once años haya cambiado categóricamente. Quieren acabar con todo esto para volver a concentrar la economía, desindustrializar la producción nacional y para que nuevamente el poder, en vez de ejercerse por el pueblo soberanamente, las organizaciones y los instrumentos de la Constitución, sea ejercido fácticamente por quienes detentan la fuerza económica. Ahí no debemos volver, y es ahí a dónde apuntan estos muchachos.

P: Durante el debate parlamentario, estos sectores del –autodenominado- “Grupo de los 6” –Cámara Argentina de la Construcción, Unión Industrial Argentina, Asociación de Bancos (ADEBA), Cámara Argentina de Comercio, Bolsa de Comercio, Sociedad Rural- parecían querer llevarse al Parlamento por delante, levarse puesta la voluntad popular…

José Ber Gelbard, fundador y emblema de la C.G.E.
SELSER: Ni más ni menos es como usted lo dice, pero fíjese una cosa interesante. Si uno pudiera ver, si el conjunto de los argentinos pudiéramos acceder a todo lo que se ha debatido, todo lo que se ha hablado, y de una manera paritaria y equitativa todas las posiciones, claramente, el consciente colectivo tendría mucho mejores argumentos para tomar sus decisiones. Aquí solamente aparecieron ellos, sus voceros, sus periodistas, los políticos de la oposición… Han aparecido con insultos con adjetivos humillantes, con descalificaciones y nunca con un argumento. Ellos dicen, con toda libertad y con toda soltura, que estas normas “atentan contra la libertad de empresas”, contra “el libre mercado”, que van a generar una disminución en los puestos de trabajo, una merma en las industrias, pero no explican nada ni dan una sola razón. Dicen "trogloditas, fascistas, venezolana, chavista, cubana", cualquier cosa, pero nunca dan un argumento.
Los cuarenta millones de argentinos, los poquitos que estuvimos incluidos en los años ‘90 y a principios de esta década, los muchos que fueron incluidos virtuosamente en estos once años, las 250 mil nuevas empresas que efectiva, material y concretamente trabajan, contratan personal, y que en el total de las empresas Pymes tienen entre el 76% y el 80% de los empleos registrados en la Argentina. Todos nosotros tenemos que tener la responsabilidad, y esto sí es un reclamo que nos hacemos a nosotros mismos y que invitamos a hacer, de ir a fondo y buscar siempre la segunda opinión. No solamente la opinión favorable sino, por cierto, aquello que hace a enriquecer nuestro pensamiento y nuestro criterio. Si así hiciéramos estaríamos claramente en mejores condiciones de tomar decisiones, pero ellos no quieren que esto sea así. Entonces, detrás del insulto, de la risa, de levantarse de la discusión con gestos ampulosos, y de hacer rondar a sus economistas que van y vienen por los programas de televisión a repetir siempre lo mismo (lo del mercado, la devaluación, la necesidad de salir del mundo y que vengan las inversiones extranjeras), detrás de eso está toda esa historieta que ya nos llevó al abismo a los argentinos. Necesitamos formar una fuerza nacional entre todos. Una fuerza del pensamiento, de la militancia, del criterio productivo, industrialista, de libertades, de derechos, de distribución, de equidad, de inclusión, que es lo que ha logrado el Estado en el centro de la escena, en todos estos años.Estos sectores del poder concentrado tratan de minimizar y sancionar a un Estado que se ha puesto los pantalones largos, que finalmente ha tomado las riendas de la economía, de las relaciones sociales y está en el centro de la escena. Este fenómeno debe ser aplaudido y saludado. Pero ellos no quieren que sea así, quieren estar solamente ellos en el centro de la escena, que el Estado sea tributario de sus caprichos, de sus veleidades, de sus intereses concentrados y de todo lo que ellos creen que tiene que ser el beneficio para unos pocos en detrimento de la justicia social para todos los argentinos. Esa es la verdad de toda esta cuestión e insisto, sus descalificaciones, la violencia en su discurso y la falta de argumentos es la fuerza de choque que ellos tienen para no mostrar sus verdaderos intereses.

* Gracias a J. Dèboli y A. Maturana por facilitar la entrevista.-

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