Documento que presentó el Kirchnerismo en la elección del Rector de la Casa de Altos Estudios de La Plata.

En
la universidad argentina actual se produce el encuentro entre sujetos políticos
con diversas trayectorias: aquellos que pasaron por los peores tiempos de la
dictadura sufriendo la muerte, la desaparición, la persecución permanente, el
exilio; los que vivieron la primer década democrática y recuperaron cátedras,
centros de estudiantes, quienes con intensos y fuertes debates abrieron los
claustros; los que resistieron de modos diversos los intentos de arancelamiento,
restricciones y ajustes presupuestarios múltiples con los que el neoliberalismo
atacó directamente la universidad pública durante los noventa y principios de
este siglo. Así también los que actualmente viven los tiempos de estos últimos
11 años con el mayor presupuesto de la historia, con obras permanentes,
apertura de nuevas universidades, mejores salarios docentes y no docentes,
participación en políticas públicas, con un Estado presente y protagónico en la
vida de nuestra sociedad con las universidades nacionales como herramientas
estratégicas.
Esta es la época donde la Universidad
Nacional de La Plata recibió desde el gobierno nacional 300 millones de pesos a valor nominal de obras (de
los 1.000 millones invertidos en todas las universidades nacionales del país),
que permitieron construir y recuperar unos 50.000m₂, equivalentes al 20% de la
superficie que hasta ese momento tenía la UNLP.
En términos
nacionales es el tiempo en el que el presupuesto universitario pasó de 2000
millones de pesos en 2003 millones a más de 16.000 millones en 2011. Desde 2003 a la fecha se crearon 9
universidades nacionales, llegando a un total de 47 distribuidas en todo el
país, ampliando la oferta de carreras y la cobertura geográfica: hoy todas las
provincias del país cuentan con una universidad nacional en su territorio. Además
de crear el Ministerio Nacional de Ciencia y Tecnología, se repatriaron 1000
científicos a través del programa R@ICES consiguiendo que Argentina tenga 3
científicos cada mil habitantes, la cifra más alta en América Latina. Se
crearon el Instituto Nacional de Formación Docente y el Plan Nacional de
Formación docente. Además, también se incrementó exponencialmente los programas
de becas universitarias que pasaron de 2756 en 2003 a unas 48401 en 2011.
De esta manera, la matrícula universitaria creció un 28%, con 1.808.000
estudiantes. Los egresos aumentaron un 68% en una década: de 65.000 en 2001 a 109.000 en 2011. En
síntesis, mientras en 2002, Argentina
destinaba el 5% de su PBI al pago de la deuda externa y el 2% a la educación;
hoy se revirtió ese esquema y destinamos el 6,50 % del PBI a la educación y la
cultura.
También, cabe destacar la firma en el
año 2006 del Convenio Colectivo de Trabajo del Personal Nodocentes. Bandera por la cual durante
décadas lucharon muchos compañeros organizados en ATULP, algunos incluso
perdiendo su vida, y que se hizo realidad con el acuerdo alcanzado entre la
Federación del Trabajador de las Universidades Nacionales (FATUN) y el Estado
Nacional encabezado por el compañero Néstor Carlos Kirchner. Este logro clave
para el sector permitió, entre otras cosas, regular las condiciones de trabajo,
aportar reglas de juego claras y un considerable aumento salarial, herramienta
que cerrado su financiamiento se actualiza anualmente gracias al sostenimiento
de la Paritaria General, cumpliendo así con la demanda de dignidad de los
trabajadores, sin duda uno de los pilares del sistema universitario.
Vivir este tiempo de “década ganada”
nos implica compromisos: por eso venimos a proponerle a todos los actores
universitarios, de diversas trayectorias, que es el momento de celebrar lo
conseguido para ir por más, para ampliar el camino hacía una Universidad cada
día más pública, inclusiva y popular.
El compromiso, el desafío, el sueño
de construir una Universidad de los pueblos nos encuentra en el periodo más
extenso de gobiernos constitucionales que haya tenido nuestro país. Ya hay
docentes, no docentes, graduados y estudiantes que nacieron y crecieron en
democracia. Estos 30 años son el piso de nuestra democracia y los últimos 11
los que nos marcan el rumbo. Esta es la base sobre las que se asientan nuestras
aspiraciones y perspectivas político/académicas. Desde estas experiencias,
saberes y prácticas consideramos oportuno el momento para explicitar una
propuesta que tenga como objetivo estratégico construir más poder popular en
nuestra Universidad Nacional de La Plata.
Este poder popular, sueño colectivo
de docentes, no docentes, graduados y estudiantes tiene sus tradiciones en las
cuales nos reconocemos: esas matrices nacionales, populares y latinoamericanas
de luchas por la emancipación. Desde estas referencias proponemos una
Universidad de los pueblos que implique el compromiso actual con lo conseguido
para ir por más, para soñar nuestra posteridad en consonancia con las políticas
de Estado actuales y su continuidad en los claustros universitarios.
En el mismo sentido, es necesario que
la “memoria, la verdad y la justicia” guíen nuestras acciones de manera
permanente a partir de acciones políticas/académicas que no permitan las
prácticas sociales vinculadas al genocidio de la última dictadura
cívico-militar que tuvo a nuestra región en general y a nuestra Universidad en
particular como víctima de la represión planificada. Esto implica no aceptar personas
en cualquier cargo universitario o proveedores o vínculos comerciales,
mediáticos, académicos con ámbitos, sujetos o empresas, que hayan sido acusados
e imputados por delitos de lesa humanidad. La profundización de la democracia
se construye a partir de la justicia, en la búsqueda de la verdad y sin perder
la memoria.
A partir de lo expuesto, en línea con
los objetivos estratégicos del gobierno nacional para la educación superior, en
cuanto políticas de Estado orientadas a profundizar la función social de la
universidad pública, integrando el conocimiento académico, teórico y práctico
de los claustros universitarios con las problemáticas más urgentes de nuestro
pueblo; proponemos las siguientes objetivos para nuestras acciones en común:
·
“Avanzar en la discusión acerca de un nuevo modelo de
universidad, de su vinculación con la sociedad y el modelo productivo del país
y su rol en el crecimiento y la igualación social que debe cumplir, de cara a
una pendiente reforma de la actual Ley de Educación Superior”
·
Incorporar a la currícula universitaria prácticas académicas
y comunitarias obligatorias, con carácter solidario y como una forma de poner
el saber al servicio de la sociedad.
·
Programas integrales de investigación/extensión para no
pensar las intervenciones universitarias como ámbitos escindidos, sino como
políticas públicas que conjuguen la producción del conocimiento con los
múltiples saberes de nuestros pueblos como modo para encontrar soluciones
concretas a los problemas de nuestras comunidades.
·
Funcionamiento permanente y regular del Consejo Superior de
la UNLP como ámbito de debate y materialización de propuestas para con los
problemas de los claustros universitarios, pero fundamentalmente para con las
circunstancias que vivamos como Nación.
·
Profundizar las políticas de inclusión y retención con un
crecimiento paulatino de los cargos docentes necesarios para la formación de
grado.
·
Promover la creación de áreas de concursos docentes en cada
uno de los colegios del sistema preuniversitario, tal como ocurre en las
facultades.
·
Garantizar la potestad de las unidades académicas en la
designación de sus evaluadores y en la definición de sus líneas prioritarias,
tanto en la investigación como en la extensión.
·
Modificar los estándares de evaluación y acreditación de las
unidades de investigación, así como las tablas de disciplinas y campos de
aplicación, adecuándolos a las realidades, demandas y prioridades de cada
Unidad Académica.
·
Direccionar los programas, convenios, actividades
curriculares o extracurriculares hacia las unidades académicas competentes de
acuerdo a la incumbencia profesional, evitando superposiciones con el nivel
central.
·
Renovar el compromiso de toda la comunidad académica de la
UNLP en el cumplimiento del estatuto y el respeto de todos los actores frente a
las decisiones que democráticamente adopte el Consejo Superior.
Estas propuestas y las que surjan de
nuestro trabajo en común, tienen como punto de partida, como acuerdo de
principios construir en forma permanente una universidad donde la soberanía del
saber este al servicio de nuestros pueblos, por que como nos enseñó nuestra
compañera Evita: “El amor alarga la
mirada de la inteligencia”.