Por Hugo Ruano Y Carla Lujan Di Biase
El sábado próximo pasado se cumplieron 8 años del asesinato del Maestro Carlos Fuentealba, en El Pulki dialogamos con Sandra Rodriguez, compañera, en la vida y la militancia, del docente.
Pulki: ¿Cómo nos toma este octavo
aniversario del asesinato de Carlos, Sandra?
SR: Hoy tenemos un día de mucha
actividad, y ya estuvimos con muchos preparativos. Desde hace cuatro años se
hace una bicicleteada que va desde Arroyito hasta Neuquén capital, organizada
por los profes de Educación Física, que siempre hicieron actividades durante
todos estos años en distintos lugares del interior de Neuquén. Muchos de los profes
estuvieron en ese preciso momento en el que Carlos corrió cerca de dos
kilómetros, por eso es que ellos han tenido muy de cerca a Carlos y creo que
para ellos es muy importante homenajearlo hoy de esa forma. A las seis de la
tarde tuvimos la actividad central que es en el monumento a San Martín, en el
centro de Neuquén; vamos a marchar por la Avenida Argentina hasta volver al
Monumento, donde se va a cerrar con canciones de Víctor Heredia. En este
momento están llegando algunos compañeros que vienen de la CTERA, otros
compañeros que vienen de SUTEBA, otras delegaciones que vienen de La Pampa, de
Río negro y de Chubut. Hay muchos compañeros que se han estado organizado en el
interior de Neuquén, a través del sindicato de ATEN. Para mí es muy importante
la presencia de la gente del interior porque la mayoría de ellos fueron
víctimas el 4 de abril de 2007, aparte de haber sido testigos en el juicio de
Darío Poblete, el autor material, quien disparó aquel 4 de abril. Estamos en
vísperas de una audiencia que es muy importante, una instancia jurídica que se
suspendió a fines de febrero. Es una audiencia de impugnación a un fallo del
año pasado que tiene que ver con las imputaciones a los quince altos jefes
policiales que estuvieron en Arroyito, incluido el exjefe policial que estuvo
en el lugar ordenando el operativo. Nosotros seguimos sosteniendo que Darío
Poblete no actuó solo, que fue un operativo, que fue ideado, ejecutado y
ordenado por el exgobernador Sobisch. No hemos abandonado la instancia de
seguir llamando a indagatoria al exgobernador, como lo estamos exigiendo desde
hace 8 años. Esta causa viene teniendo todas estas dificultades,
irregularidades, poca voluntad política de decididamente romper con esa
corporación que responde al poder que gobierna desde hace 50 años esta
provincia, el Movimiento Popular Neuquino.
P: ¿Cómo está la situación
respecto de, como bien decís, lo que hemos conocido a través de tu testimonio y
de tu lucha (no solo tuya, de los compañeros de ATEN también), las
vinculaciones políticas o responsabilidades en la toma de decisión en el
operativo en el que asesinan a Carlos? Sabemos que están allí enmarañadas por
algunas personas prominentes que tienen que tomar decisiones y consagran la
impunidad. Pero también está las situación de las condiciones “de tensión” de
Darío Poblete. Visto desde aquí era la provocación o la gota que rebalsó el
vaso, con él saliendo a hacer los mandados, no me acuerdo la situación
exactamente, pero inclumpliendo y gozando de privilegios al margen de la ley.
SR: El año pasado sucedieron
estas tres cosas, que fueron realmente tocar fondo. Ayer lo hablábamos con mi
abogado, con Gustavo Palmieri, y en ese momento justamente ayer nos lo pudimos
admitir. Ambos habíamos tocado fondo. Cuando la detención de Darío Poblete
nosotros no dejamos de pedir que fuera trasladado a una cárcel federal y que no
tuviera ningún tipo de privilegio. Ayer a través de una radio mi abogado
hablaba de los privilegios que tiene Poblete, es más que evidente que tienen
estos privilegios porque le están pagando su silencio. Darío Poblete en el
2008, cuando fue condenado a perpetua, se le dijo si quería hablar o decir algo
y él obviamente jamás rompió con ese silencio. Yo creo que hoy es bien
retribuido porque en definitiva, Poblete no dijo “yo recibí órdenes, a mí me
dijeron tal cosa” (como lo dijeron otros policías). Aceptó calladito porque la
única atrocidad que dijo fue “no sé de qué se me acusa”. Más allá de eso,
Poblete está otra vez en Zapala, en el lugar en donde se lo vio salir. Yo creo
que es muy importante que la propia comunidad de Zapala denuncie si lo ve. El
gran problema que creo que hay es que la sociedad tiene que decir “no nos vamos
a bancar que exista un preso como Poblete que mata docentes, que mata personas,
que viva entre nosotros y que camine así nomás”. Creo que también hay una
necesidad de que la gente rechace y salga a pelear por esto. Esta es la segunda
vez que Poblete va a estar allá; se le concedió ir allá por una cuestión de
organización de familia, pero, como bien lo planteaba mi abogado ayer, si todos
los presos pudieran hacer eso tendríamos un serio problema porque no hay
cárceles en cada lugar en donde viven los familiares. Nadie está tratando de
negar los derechos; yo sé que los presos tienen derechos. Yo no me voy a ocupar
de los derechos de Poblete, que se ocupen otros, porque él no dudó ni un
instante ni tampoco se le vio ningún tipo de arrepentimiento por lo que había
hecho.
P: Por fuera de lo que nos contás
de esta actitud que deberá decidir la comunidad de Zapala, y estamos hablando
de poblaciones que no son de dos millones de personas sino ciudades en las
cuales, como se dice habitualmente, se conocen todos; ¿cómo notás por fuera del
microclima de Zapala la conciencia de la comunidad neuquina, respecto de la
necesidad imperiosa de que no se consagre la impunidad?

SR: Este fue uno de los problemas
que tuvimos el año pasado, a Poblete lo volvieron a trasladar a Zapala después de mucho que
habíamos hecho. El otro fue la absolución vertiginosa. Estas causas, la
Fuentealba II y la causa previa de represión a los docentes, la causa de los
cascos amarillos, o de Plaza Huincul (en el año 2006 cuando se cortó parte de
la refinería en Cutral Có), Sobisch llegó a juicio. Lo que no pudimos hacer en
la Fuentealba II sí se hizo en la causa Plaza Huincul, que la estaba llevando
el socio de mi abogado. Fue más que asqueroso, fue alevosa la forma en que se
lo absolvió. Yo estuve presente en ese juicio, en donde los querellantes eran
dos policías que no aceptaron la orden porque esa orden de liberar la zona
significaba que esos supuestos cascos amarillos reprimieran a los docentes. Se
lo absolvió habiendo pruebas de eso, y jorge Sobisch salió públicamente a decir
que él era el responsable máximo de eso y que si lo tenía que hacer, lo
volvería a hacer. Ël hace, encima, una apología y reconoce públicamente. Está
todo filmado. Los jueces tomaron la decisión de absolverlo en junio y a los
pocos meses, en septiembre, se intenta absolver a los quince policías, altos
jefes policiales y funcionarios que trabajaron en el gobierno de Sobisch; entre
ellos el señor Pascuarelli, quien era el ministro de Seguridad. ¿Por qué había
seis grupos de policía especial ese día? ¿Por qué estaba el ministro de
Seguridad ahí? ¿Por qué estaba el guardaespaldas de Sobisch, vestido de civil,
ese día ahí? ¿Cómo a Poblete lo refugian y ocultan después del disparo en una
columna de policías? Tardan más de 24 horas en entregarlo. La fiscalía a este
momento sigue diciendo que el operativo de Arroyito no fue desmedido y que no
hubo ningún tipo de delito de la policía. Es una vergüenza realmente.
P: Me sorprendí un poco, ¿la
Fiscalía lo dice?
SR: Sí. El Ministerio Público
Fiscal sostiene eso. El Ministerio Público Fiscal está sosteniendo a través del
tercer fiscal que esa represión no fue desmedida, que fue acorde a lo que había
que hacer.
P: Volvemos entonces a foja cero.
SR: Vos imaginate, esta jueza que
está tratando de absolver a los quince policías, desde la lógica de una persona
que vio, está violando cualquier ley del sentido común. Y yo no estoy hablando
de caprichos, hablo de algo que ustedes vieron, que vio un país entero, que vio
el mundo entero. Ella dice que para estos policías en todo caso ya prescribiría
la causa porque tuvieron conductas menores que no tuvieron que ver con
el resultado de la muerte. Esa es su posición, muy diplomática, muy por el
costado. Pero trata de salir elegantemente. Yo, como les dije ese día, “a todos
ustedes los veremos denunciados”, porque ya denunciamos al juez que tuvo
primeramente la causa (el juez Piana) y a Velasco Copello, el primer fiscal que
sostuvo que la represión no había sido desmedida. En la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos ellos ya están denunciados, pero bueno, denunciaremos otro
tanto más de jueces. Acá el grave problema que tenemos es que todos les deben
favores al MPN, esa es la verdad. Todos tienen favores que tienen que pagar con
el MPN y no están dispuestos a romper con un partido que es dueño, señor feudal
y que de alguna forma no deja de romper con ese clientelismo político que hace
que se sostenga las riquezas de esta provincia. Por eso para nosotros es una
causa muy difícil, que necesitamos que siempre los compañeros tengan muy
presente. Ese día tiraron a matar a
cualquier docente, no fue a Carlos directo. Quisieron matar a la cabeza de
nuestro sindicato, que le hizo frente a Sobisch. Nos quisieron reprimir para
que los maestros no saliéramos más pero también quisieron destruir la educación
pública nuestra en Neuquén. Todas estas cosas las tenemos que revertir, la
educación acá en Neuquén está teniendo muchas dificultades. Yo he ido a muchas
escuelas y los compañeros tienen una herida tremendamente abierta, que es que
uno habla dos segundos o me ven a mí y el dolor sale, surge. Sale en forma de
bronca, de impotencia, de que “con esto no se puede hacer nada, con estos no se
puede hacer nada”. Hoy será un día para que yo ayude a todos los compañeros a
que entre todos nos levantemos y volvamos a reforzar este pedido de justicia,
con la certeza de que algún día lo vamos a lograr.
P: Te mandamos un abrazo grande
desde acá, desde la Radio de la Universidad de La Plata.
SR: Gracias por llamarme siempre,
todos los años. También quería decirles que mis hijas están bien, que están
fuertes, que están grandes y realmente son un gran orgullo para mí. Creo que la
batalla más importante que he ganado en lo personal es que estas hijas que eran
muy pequeñitas (tenían 10 y 15 años, hoy ya 23 y 18), han salido adelante.
Están haciendo sus carreras, profesora de Educación Física una y la otra empezó
la Universidad en Medicina. Realmente, cómo no estar orgullosa de esa gran
batalla que estamos ganando las tres.