lunes, 17 de junio de 2013

La Juventud Como Sujeto De Cambio

Las leyes son hijas de su tiempo histórico y en este tiempo existe un Proyecto Nacional y Popular que ha sabido enamorar a la Juventud como ningún otro en la historia.


Por Juan Manuel Ayude


En sintonía con el enorme proceso de ampliación de Derechos que se da en nuestra Patria desde el año 2003, el Congreso de la Nación con el aporte fundamental del compañero Diputado Andrés Larroque, se le dio media sanción al proyecto de Ley de Centros de Estudiantes, que obliga a todas las Escuelas Secundarias públicas y privadas a brindar las herramientas para fomentar la creación de Centros de Estudiantes y da a los alumnos el pleno derecho a organizarse gremialmente si así lo desearan. No puede afirmarse que esta Ley venga a llenar un vacío legal en la materia, ya que varias normas iban en este sentido, como la Ley de Educación Nacional promulgada por el gobierno de Néstor Kirchner -que derogó y reemplazó la Ley Federal de Educación del menemismo- que garantiza en uno de sus incisos el derecho a la organización estudiantil. Sí podemos aseverar que es la primera normativa específica sobre el tema y la única que unifica criterios referidos a esta cuestión.
La media sanción de esta Ley hubiera sido imposible en otro momento de la Argentina. Las leyes son hijas de su tiempo histórico y en este tiempo existe un Proyecto Nacional y Popular que ha sabido enamorar a la Juventud como ningún otro en la historia. ¿Alguien hubiese imaginado que esta Ley saldría en tiempos donde la “no política” era la moda juvenil, ya que no era el Estado sino los grupos económicos quienes marcaban su propia agenda, contraria a los intereses populares, desmotivando la participación de la Juventud en la política? Los jóvenes a lo largo de la historia fueron artífices y acompañaron las grandes rebeliones y revoluciones populares. Lo puede demostrar la Juventud revolucionaria que desplegó toda su fuerza para formar el primer gobierno patrio allá en 1810, con ese joven de prosa incendiaria y verba jacobina llamado Mariano Moreno, de tan sólo 21 años al momento de su elección como Secretario de la Primera Junta, como también lo pueden demostrar los jóvenes de la Revolución Francesa de 1789 y de la Revolución Liberal en España en 1808, hija de la primera. Puede demostrarlo el Ejército de los Andes que libertó extensísimos territorios del sur de Nuestra América con abrumadora mayoría juvenil entre sus filas, tanto como los jóvenes combatientes de la gloriosa gesta de la Vuelta de Obligado. También los jóvenes de la Reforma Universitaria de 1918 y los Radicales Forjistas que se atrevieron a denunciar a los vendepatria de la Década Infame. Aquellos que salieron en el ´45 a mojarse las patas en la Plaza que es del Pueblo, en el ´55 con los  jóvenes Comandos Peronistas; los fusilados del ´56, los mártires de la Resistencia como Felipe Vallese, los jóvenes revolucionarios de vastas tendencias que lucharon en los años ´60 y ´70, la Juventud que dio la vida por la Patria en Malvinas, tanto como los que salieron en aquel Mayo de París y aquel otoño de Praga para desafiar a los despotismos.
Y es esta Juventud, la de la Generación del Bicentenario, hija de las luchas negadas de toda nuestra historia la que acciona constantemente para consolidar y profundizar el Proyecto Nacional, estando en cada barrio en el que el Otro, que es la Patria, necesita de nuestra presencia, difundiendo políticas públicas de inclusión social, discutiendo y proponiendo en igual medida que defendiendo cada vez que tiene oportunidad, en cada charla, al gobierno popular; organizándose gremialmente en las Universidades y en las Escuelas Secundarias. Y, fundamentalmente, expresando el profundo amor que nos mueve como revolucionarios de esta Patria Grande. Porque interpelados en reiteradas ocasiones por un Estado que además se ocupa de nuestras necesidades básicas, los jóvenes volvimos a hablar de política: la respuesta del Estado fue reconocernos como sujetos de cambio, otorgándonos derecho al sufragio, apoteosis de la vida democrática, a partir de los 16 años. También, recientemente, la compañera Presidenta hizo un llamado a la militancia juvenil para que elabore íntegramente el Proyecto de Ley sobre Prevención del Embarazo Juvenil, problema que azota a varias jóvenes de nuestra Patria, sobre todo en los barrios más humildes. Es decir, el Estado tiene en cuenta la opinión de los jóvenes y nos otorga herramientas legales para que busquemos soluciones a problemáticas actuales.
Nadie duda que aún hay mucho por hacer en materia de inclusión juvenil, sobre todo en lo respectivo al acceso al trabajo y a la vivienda y a los problemas de adicciones. Todas estas temáticas podrían ser abordadas con nuestra participación, como asimismo, con la de las Universidades puestas al servicio del Pueblo. También podría crearse un Ministerio de Juventud que se ocupe de elaborar e implementar políticas públicas para garantizar el pleno derecho de los jóvenes. Tampoco nadie duda que con leyes como las de Voto a los 16, Centros de Estudiantes y Prevención del Embarazo Juvenil, la Juventud va camino a consolidarse como fuerza de cambio central de esta nueva Argentina.

*Estudiante secundario, escrito para la revista Aluvión Popular en el proyecto nacional

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