por Hugo Ruano
Alfredo Carlino es un poeta popular que en estos tiempos goza del merecido reconocimiento a su trayectoria y compromiso. Fue declarado Ciudadano Ilustre en más de diez Ciudades de nuestro país. Además de tallar alto en la poesía, fue actor, guionista, titiritero y boxeador. Será por eso que dialogar con él es adentrarse en un río de montaña, un rápido tumultuoso en el que conviven zonas de vértigo, pero también, de apacibles remansos.
Alfredo Carlino es un poeta popular que en estos tiempos goza del merecido reconocimiento a su trayectoria y compromiso. Fue declarado Ciudadano Ilustre en más de diez Ciudades de nuestro país. Además de tallar alto en la poesía, fue actor, guionista, titiritero y boxeador. Será por eso que dialogar con él es adentrarse en un río de montaña, un rápido tumultuoso en el que conviven zonas de vértigo, pero también, de apacibles remansos.
Homenaje a Enrique Santos Discépolo en el Senado Provincial:
- Dale Viejito que hoy la rompemos, eh!
- Ey, Gabriel! Vos tranquilo…
Gabriel es el Vicegobernador Mariotto, y el Viejito es Alfredo Carlino, que enseguida se sube a la tarima del Salón Eva Perón, dispuesto a fajarse una vez más, pero ya no como lo hacía en sus años de boxeador, sino golpeando y contragolpeando con su testimonio, con sus cientos de anécdotas que derrama a borbotones, y con su memoria colosal. Ahí está el poeta, dibujando fintas en el ring de las palabras.
- Dale Viejito que hoy la rompemos, eh!
- Ey, Gabriel! Vos tranquilo…
Gabriel es el Vicegobernador Mariotto, y el Viejito es Alfredo Carlino, que enseguida se sube a la tarima del Salón Eva Perón, dispuesto a fajarse una vez más, pero ya no como lo hacía en sus años de boxeador, sino golpeando y contragolpeando con su testimonio, con sus cientos de anécdotas que derrama a borbotones, y con su memoria colosal. Ahí está el poeta, dibujando fintas en el ring de las palabras.
Lo primero que me dijo Discépolo fue que me cuide ‘de los mediocres, porque los mediocres son enemigos naturales, siempre se juntan, son más y te destruyen.’ Y él se murió por eso. Discépolo murió porque sus amigos íntimos lo escupían en la cara por bancar al Peronismo. Los mediocres, lo que él preconizó. Por eso yo lo admiro a Discépolo, un tipo extraordinario, que además era filósofo, no sólo era poeta. Las cosas que él dijo tienen vigencia ahora. “Cambalache” tiene vigencia ahora, pero los monólogos en los que le hablaba a Mordisquito también.
Llamado por el destino a ser un protagonista de nuestra época, Carlino llegó al mundo un 17 de octubre, pero de 1932. El día que cumplía los trece años, en 1945, lo encontró participando de la gesta popular más importante de la historia política argentina…
Yo hice el 17 con un sector de estudiantes secundarios del Nacionalismo antiimperialista, la UNES (Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios); en el Nacionalismo también había, claro, nacionalistas conservadores, pero nosotros éramos nacionalistas antiimperialistas. Porque el 17 de Octubre el Peronismo todavía no existía. Y lo hicieron entre el Nacionalismo, el Movimiento Obrero, que jugó un papel extraordinario, y después gente suelta, mucha gente suelta.
Al lado de Carlino, ese 17 de Octubre, cayó muerto Darwin Passaponti. Tenía 16 años, era un joven poeta, hijo de anarquistas. Fue alcanzado por los disparos que contra la multitud salían desde la redacción del Diario Crítica, sobre Avenida de Mayo…
¡Yo soy un sobreviviente de todo! Del 17 de Octubre, del Golpe del ’76, de la lucha de la Resistencia, de los Bombardeos del ’55… Darwin Passaponti era íntimo amigo mío. Ahora estoy por publicar un libro de poemas y prosa sobre el 17 de Octubre. Darwin Passaponti tiene escrito un poema hermoso, donde prácticamente anticipaba su propia muerte. Como desde el Diario Crítica tiraban al montón, cayó él como podía haber caído yo. Era un pibe extraordinario y muy buen poeta. Ese fue un crimen horrendo. Perón reivindicó a Passaponti muchos años después. Ahí también murieron muchas personas, algunos varios días después porque quedaron heridos. A pesar de que algunos sectores acusaron a la gente que hizo el 17 de haber causado desmanes, fue todo lo contrario, nosotros fuimos víctimas. Víctimas que nadie registra, porque el Peronismo no existía.
¿Cómo logran los sectores que han ejercido y ejercen la violencia auto representarse como víctimas, cuando son ellos los verdugos?
La victimización es una táctica permanente del Imperialismo. El Peronismo es un Movimiento antiimperialista y eso hay que tenerlo muy claro. Por eso Perón hace un Movimiento, porque sabía que la batalla era contra el Imperialismo, no era contra otro Partido político, no era contra los Radicales, o los Socialistas. No, era contra el Imperialismo. Lo que pasa es que el Imperialismo, tanto yanqui como inglés, tenía de aliados a los Partidos, al Socialismo y a otros, que eran agentes ingleses. Pero Perón sabía que todo venía del Imperialismo, y que él no peleaba contra los otros Partidos. A tal punto lo sabía, que hace reconocer al Partido Comunista, que estaba prohibido en todos lados, pero acá Perón lo hace legal. A pesar de eso, el PC después entra en la Unión Democrática, contra el Peronismo. Los comunistas nos decían que éramos pro yanquis, pero lo que pasa es que los que sometían a la Argentina en esos tiempos todavía no eran los yanquis, eran los ingleses. Scalabrini Ortiz fue el que más demolió el mito de los ingleses, demostró cómo nos explotaban y nos saqueaban, y a él se lo acusaba de ser pro yanqui, pero él era nacionalista, no como nosotros que éramos de pelear a las trompadas en la calle, pero era nacionalista de las ideas. Y toda su lucha fue contra el Imperialismo inglés. Después vinieron los yanquis, una vez que decayó el Imperialismo inglés, vinieron los yanquis y entonces tuvimos que pelear contra los yanquis.
¿Algún sector de intelectuales participó del 17 de Octubre?
Leopoldo Marechal, que era muy amigo mío. Él vivía en Rivadavia al 2300. Me contó que cuando vio la movilización se dijo: ‘yo tengo que estar acá’, y entró y llegó a la Plaza. Los de FORJA lo vieron desde el Bar La Cosechera, que estaba en Perú y Avenida de Mayo, enfrente de la London. Vieron cómo entraba la gente y se llenaba la plaza, pero no se metieron, y eso que eran intelectuales del Pueblo, ¡fundamentales! Estaban Arturo Jauretche, Luis Dellepiane, Moisés Lebensohn, que venían del Radicalismo, y estaba Scalabrini Ortiz que era nacionalista, ellos lo vieron desde ahí. Marechal fue uno de los pocos intelectuales que se metió adentro de la plaza. Porque Marechal aparte de ser maestro, en ese entonces, es decir un trabajador, él había sido obrero en una fábrica en Villa Crespo.
¿Es posible separar la literatura de las luchas políticas
Yo creo que no, que son cosas inseparables. Pero hubo toda una acción psicológica del Imperio, sutil, para hacernos creer que el arte es lo no contaminado. Los intereses coloniales nos penetran para hacernos creer que la poesía es buena cuando no se entiende, o cuando está desprovista de contenido humano. Y a los que les dan los grandes premios es a la gente que sigue eso. Esto recrudeció con el Golpe del ’76.
¿Qué es lo que más le llamó la atención de la figura de Perón?
Perón era un estratega genial. Perón hacía maniobras que le daban mucho resultado. Yo estaba leyendo a un tipo que
es peronista, que dice que en el intento de Golpe de Estado del ’51, el Golpe lo encabezaban Rawson y Menéndez. Rawson no existía, pero como era un borracho, cuando se largó el Golpe, ¿qué hizo Perón? Acusó a Rawson de ser uno de los jefes. Y al Golpe entonces se le abrieron todos los milicos, ¡porque Rawson era un borracho! Perón hacía esas cosas, ¡cómo hay que hacer en política! No estar haciendo arreglos espurios. ¡Cómo vas a arreglar con de Mendiguren! Hay que estar loco para arreglar con de Mendiguren. Y después del 17 de Octubre, cómo le gana las elecciones a la Unión Democrática: todos los Partidos sin excepción, juntos contra el Partido Laborista que lo habían inventado ahí, porque el Peronismo no existía todavía. Entonces dijo “Braden o Perón” y la gente entendió: “Imperialismo o Pueblo.” Perón no acusó a un jefe Radical, no. Acusó a Braden, que era un representante del Imperialismo y era el que había armado la Unión Democrática. La grandeza de Perón no tiene comparación. Ese es el conductor, un estratega.
¿Se puede hacer política sin confrontar?
No, no se puede, la política es una guerra. Es una guerra cuando uno quiere liberar un país. Entonces hay que confrontar. Perón evitaba, pero confrontaba. Tanto Perón como Mao Tse-tung y otros grandes conductores sostenían que hay que pelear contra el enemigo principal, no contra todos los enemigos. Y él elegía el enemigo. Primero fue Inglaterra, Perón nacionalizó todas las empresas inglesas. A tal punto que Churchill, y esto es muy importante, llegó a afirmar que la caída de Perón fue algo tan importante como haber ganado la Segunda Guerra mundial.
La referencia de Carlino sobre Churchill es muy certera, y no es menor; fue pronunciada por el General inglés en un discurso ante la Cámara de los Comunes, en 1955. Y es aún más agraviante, y significativa: “La caída del tirano Perón en Argentina es la mejor reparación al orgullo del Imperio y tiene para mí tanta importancia como la victoria de la Segunda Guerra mundial, y las fuerzas del Imperio inglés no le darán tregua, cuartel ni descanso en vida, ni tampoco después de muerto.”
¿Cómo logra el Imperialismo a penetrar a veces el pensamiento de algunos sectores no oligárquicos de nuestras sociedades?
A través de los Medios, entre otras cosas. Yo trabajaba en un Diario inglés, el Standard, por eso sé cómo el Imperialismo opera los Medios de comunicación, los maneja. La Embajada inglesa era dueña de la Editorial Highness que sacaba el mejor Diario que se hizo acá, que fue el Diario El Mundo, muy superior a cualquiera, muy superior a Clarín. Se vendía muchísimo, porque tenía grandes plumas: Alberto Gerchunoff, Roberto Arlt trabajó ahí, Borges también… ellos no entendían a quién respondía. Y también está el caso del Diario Crítica, que era de Natalio Botana, y Botana era un agente inglés, yo lo sé porque fui amigo de los hijos. Botana desde Crítica volteó a Yrigoyen en 1930. Y además inventó algo completamente falso, aquello de “el Diario de Yrigoyen”, o sea, que a Yrigoyen le hacían un Diario, que la prensa salía para todos de una manera y que para él le cambiaban los artículos, algo que nunca existió. Mirá que Yrigoyen se iba a comer eso, ¡por favor! Pero eso quedó internalizado en la mente de la gente, como que Yrigoyen era un tonto, que le hacían un Diario para él y que no se avivaba… Yrigoyen era un abogado, un gran conductor, ¡un genio! Pero así lo destruyeron a él. Acá hace poco el Embajador norteamericano dijo que ellos tienen un montón de periodistas cautivos, ¿o no? Ese es el término que aplicó: ¡cautivos! ¡Que laburan para ellos! Por eso es muy importante estudiar todo eso.
Carlino anda por la vida liviano de equipaje, transporta palabras, papeles, pedazos de historia en bolsitas de las que puede sacar un mundo entero…
Mirá, acá estoy con Raúl González Tuñón. Yo fui amigo de todo el mundo, ahora ya no porque no tengo ganas, pero antes me acercaba y todo el mundo me abría las puertas. De Tuñón, fue el primero porque como yo trabajaba en el Diario inglés, ahí los obreros que eran anarquistas, le estaban haciendo el libro a él, ¡de contrabando! ¡Sin que pagara un mango! Y ahí me lo presentaron. Y él me llevó a la cortada de Carabelas. En la cortada de Carabelas estaban todos los grandes intelectuales habidos y por haber. Y yo con el tiempo me hice amigo de todos ellos.
¿Qué relación lo unió con Leonardo Favio?
Favio era excepcional. Favio es el artista argentino. Un hombre de una enorme lealtad, éramos como hermanos con Favio. Yo trabajé en varias películas de él, como guionista. Era un tipo extraordinario. La Presidenta lo reconoció como él se merecía. ¡Ese es un artista comprometido! Me acuerdo cuando Alfonsín quiso destruir el Movimiento Obrero, que hizo una Ley, la Ley Mucci, que al final perdió, porque la ganamos por un voto. Ahí estuvimos juntos con Favio, ahí con la tropa, como corresponde, a gritar. A Mucci siendo ministro una vez lo encontramos en el Café de La Paz, y lo sacamos, lo echamos, lo hicimos ir… No podíamos estar en el mismo café con la persona que Alfonsín había puesto para destruir el Movimiento Obrero.
Alfredo Carlino, Patria y Pueblo, hechos y palabras, un pedazo de la historia grande de la Patria. Un querido y adorable Compañero.
¿Qué relación lo unió con Leonardo Favio?
Favio era excepcional. Favio es el artista argentino. Un hombre de una enorme lealtad, éramos como hermanos con Favio. Yo trabajé en varias películas de él, como guionista. Era un tipo extraordinario. La Presidenta lo reconoció como él se merecía. ¡Ese es un artista comprometido! Me acuerdo cuando Alfonsín quiso destruir el Movimiento Obrero, que hizo una Ley, la Ley Mucci, que al final perdió, porque la ganamos por un voto. Ahí estuvimos juntos con Favio, ahí con la tropa, como corresponde, a gritar. A Mucci siendo ministro una vez lo encontramos en el Café de La Paz, y lo sacamos, lo echamos, lo hicimos ir… No podíamos estar en el mismo café con la persona que Alfonsín había puesto para destruir el Movimiento Obrero.
Alfredo Carlino, Patria y Pueblo, hechos y palabras, un pedazo de la historia grande de la Patria. Un querido y adorable Compañero.
FOTO: Carlino con el artista plástico Raúl Schurjin (ilustrador de su primer libro), Raúl González Tuñón, su hijo Fito y el poeta Álvaro Yunque (década del 70).
Nota realizada para Aluvión Popular en el Proyecto Nacional, expresión de la argentina que trabaja
No hay comentarios:
Publicar un comentario